se desliza en sus versos, en danza desquiciada,
las palabras, como amantes, en su mente desgarrada.
Siluetas fragmentadas emergen de la grieta,
los gemidos son susurros en la senda secreta.
Los espejos, testigos rotos, reflejan un delirio,
en el trance, la cordura se desvanece, en un giro.
Los pies descalzos sobre espejos astillados,
el río arrastra fragmentos, sueños desgarrados.
Miles de partículas danzan, un espectáculo etéreo,
cuerpos desvanecidos, en el torrente misterioso y solitario
La razón,ha naufragado en el sortilegio,
en el delirio, la mente se sumerge en el juego.
Palabras divagan, quieren aferrarse al reflejo,
frases incoherentes, susurros.
Clemencia e incoherencia disputan su papel,
verdades a medias, como sombras en el laurel.
El transeúnte, testigo de esta danza surreal,
la mente desdibujada un poema, un vendaval.
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