En tus manos

La cocina se inundó de sus manos.
Tres tazas de harina ,agua tibia con sal y levadura madre,
algo de aceite , se adhirieron a su piel.
Amasaba y sobaba la masa ,con sabor a amor, con el aroma a leña ,que emanaba del viejo horno de barro.
Muy temprano lo había

prendido,aquella cocina olía a ella y por los sentidos llegaban sus aromas y sonidos, a colmar cada una de nuestras ansías de niño.
Las brazas crispaban ,ansiosas por dorar ese pan que se convertiría en el desayuno,junto a una taza de mate cocido.
Así recuerdo a mi madre ,al dejarnos su ejemplo denodado ,trabajando en aquella cocina donde todo se solucionaba entre sus manos.
Desde las tristezas a las alegrías,todo aquello ocurría entre su afán y desmedido cuidado, todo pesar sanaba con su toque especial ,al tomar algunos ingredientes ,y un abrazo cálido que aromatizaba aquella mágica cocina.

Al final ella tenía razón , trabajar con amor y dedicación sanaba almas y devolvía a nuestra adulta visión ,ese aspecto que casi olvidamos.

Una sonrisa cómplice para regresar a sus brazos cuando así lo quisiéramos .